viernes, 8 de noviembre de 2013

Mirada al envejecimiento poblacional en la capital cubana.



Seguramente muchas familias cubanas comparten conmigo la experiencia de cada alborada y poniente: el dulce beso y el caluroso abrazo de la persona más longeva del hogar.

Y es que nuestro país -según afirman fuentes nacionales- resulta uno de los más envejecidos de Latinoamérica, donde el 18,1 por ciento de la población sobrepasa los 60 años.

El envejecimiento –refieren especialistas cubanos[1]- es uno de los procesos de la vida que más ha motivado el debate de los científicos -sobre todo- en los últimos años; ya que se ha convertido en un fenómeno poblacional que exige planificación y redistribución de recursos.

Sobre éste, otro grupo de expertos nacionales[2] reconocen diferentes tipos: el individual y el demográfico o poblacional.

“El envejecimiento individual es el proceso de evolución -hasta ahora irreversible- que experimenta cada persona en el transcurso de su vida mientras que el envejecimiento poblacional es el incremento del número de Adultos Mayores (AM) con respecto al conjunto de la población a la que pertenecen”.


Por su parte, el demógrafo francés Jean-Claude Chesnais señala que el envejecimiento es definible "como la inversión de la pirámide de edades, debido a que el fenómeno no es sólo la proporción de ancianos, sino también una disminución de la proporción de jóvenes menores de 15 años"[3].

Lo cierto es, que las variables demográficas que inciden en el crecimiento o decrecimiento de la población provienen de los nacimientos, defunciones y por supuesto el saldo migratorio.

En nuestra capital –advierten datos de la Oficina Nacional de Estadística- que desde el 2000 la variable que provoca el signo negativo en el crecimiento son las migraciones. Pero definitivamente en la provincia, los factores causantes del envejecimiento poblacional son y continuarán siendo: los bajos niveles de fecundidad, el envejecimiento poblacional y el saldo migratorio total. Señalar que en la actualidad, municipios como Plaza de la Revolución y Diez de Octubre se mantienen con altos índices de envejecimiento entre todas las provincias del país. Y otros como Playa, Cerro y Centro Habana poseen las mayores cifras de población envejecida de La Habana. 

En otro orden, Arroyo Naranjo, San Miguel del Padrón, La Lisa y Cotorro presumen ser los más jóvenes del territorio.

El Sistema de Salud en Cuba y los Adultos Mayores.
El tema que abordamos se halla vinculado directamente con el alto índice de la esperanza de vida que poseemos los cubanos, como resultado del esfuerzo del Sistema de Salud Pública que ofrece el Estado y que pese a nuestra condición de país en vías de desarrollo, nos encontramos en circunstancias muy similares al de naciones desarrolladas.
 
Indiscutiblemente, dentro de este sistema es necesario la mención a la modalidad de atención primaria denominada: Médico de la familia. Quienes con conocimientos básicos de epidemiología general, higiene, prevención y promoción de salud, etcétera, son determinantes para el estado de salud de la población y especialmente para la familia. 

No obstante, el indicador positivo, alerta sobre la necesidad de preparase culturalmente para sus implicaciones. Pues si importante es vivir el mayor número de años posible, también lo es, hacerlo con la mejor calidad de vida posible. 

En este aspecto y a escala nacional, incide positivamente el Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (CITED) que desde 1992 se crece como una institución docente e investigativa en función de analizar los aspectos del envejecimiento poblacional y sus requerimientos en múltiples frentes de la vida social.

En nuestros días, cuenta con un Programa de Atención al Adulto Mayor que incluye no solo problemas de salud, sino de seguridad social, deporte, cultura, legislación, en fin acciones dirigidas a la atención comunitaria, institucional y hospitalaria.

Asimismo, existen en la nación una serie de programas y servicios específicos para la atención de los adultos mayores, pero indiscutiblemente la labor debe iniciarse en el seno familiar y a partir de la asunción de nuevos roles para quienes convivimos o no, con personas de la tercera edad y donde acciones como la modificación del comportamiento en el hogar y los hábitos alimenticios son incontrovertibles.

Una historia particular.
La Felicidad es el nombre de la casa de los abuelos de Santamaría del Rosario en el Cotorro.

Allí, 17 abuelos entre conversaciones, rizas, actividades deportivas, culturales, recreativas y acciones de ergoterapia se rehabilitan para posteriormente ser reincorporados a la sociedad.

Los motivos de su ingreso al centro, disímiles. Pero ciertamente, la convivencia en el lugar se convierte en una de las razones esenciales para la existencia de estos adultos mayores que en sus palabras, se sienten como en sus casas y sobre todo en familia.

El señor Armando Benítez, con 7 años asociado a la acogedora vivienda, refiere que tanto la alimentación como la asistencia médica que reciben son los factores esenciales en la recuperación de todos y cada uno de sus compañeros, además del excelente trato de la joven administración.

Hilda Armenteros -una de las abuelas recientemente incorporadas- manifiesta su fascinación por la calurosa acogida, además del alivio psicológico y espiritual que percibe.
Otros pacientes como Noemí Pérez y Remberto Targarona disfrutan también, de un tierno amor que ya goza los frutos de cinco años de feliz unión.

Sin dudas esta casa -una de las cuatro existente en el territorio-constituye una de las grandes bondades de nuestra revolución para rehabilitar de manera integral al adulto mayor. Personas que después de tanto bregar, tienen todo el derecho a la Felicidad.


[1] Dra. Collazo Milagros I., Dra C. Rodríguez Aida L., Lic. Calero Jorge L. “El envejecimiento poblacional en Cuba, desde la mirada de los directivos del sector salud.
[2] Alonso Patricia, Sansó Félix J., Díaz-Canel Ana María, Carrasco Mayra y Oliva Tania. “Envejecimiento poblacional y fragilidad en el adulto mayor”.
[3] Marín Clara, “Envejecimiento de la Población y sus repercusiones sobre el sector de la Salud en Cuba”, CELADE, Santiago de Chile, 1995.

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