Seguramente muchas
familias cubanas comparten conmigo la experiencia de cada alborada y poniente:
el dulce beso y el caluroso abrazo de la persona más longeva del hogar.
Y es que nuestro
país -según afirman fuentes nacionales- resulta uno de los más envejecidos de Latinoamérica,
donde el 18,1 por ciento de la población sobrepasa los 60 años.
El
envejecimiento –refieren especialistas cubanos[1]-
es uno de los procesos de la vida que más ha motivado el debate de los
científicos -sobre todo- en los últimos años; ya que se ha convertido en un fenómeno
poblacional que exige planificación y redistribución de recursos.
Sobre éste, otro
grupo de expertos nacionales[2]
reconocen diferentes
tipos: el individual y el demográfico o poblacional.
“El envejecimiento individual es el proceso
de evolución -hasta ahora irreversible- que experimenta cada persona en el
transcurso de su vida mientras que el envejecimiento poblacional es el incremento
del número de Adultos Mayores (AM) con respecto al conjunto de la población a la
que pertenecen”.
Por su parte, el demógrafo francés Jean-Claude Chesnais
señala que el envejecimiento es definible "como la inversión de la
pirámide de edades, debido a que el fenómeno no es sólo la proporción de
ancianos, sino también una disminución de la proporción de jóvenes menores de
15 años"[3].
Lo
cierto es, que las variables
demográficas que inciden en el crecimiento o decrecimiento de la población
provienen de los nacimientos, defunciones y por supuesto el saldo migratorio.
En nuestra
capital –advierten datos de la Oficina Nacional de Estadística- que desde el
2000 la variable que provoca el signo negativo en el crecimiento son las
migraciones. Pero definitivamente en la provincia, los factores causantes del
envejecimiento poblacional son y continuarán siendo: los bajos niveles de
fecundidad, el envejecimiento poblacional y el saldo migratorio
total. Señalar que en la actualidad, municipios como Plaza de la Revolución
y Diez de Octubre se mantienen con altos índices de envejecimiento entre todas
las provincias del país. Y otros como Playa, Cerro y Centro Habana poseen las
mayores cifras de población envejecida de La Habana.
En otro orden, Arroyo
Naranjo, San Miguel del Padrón, La Lisa y Cotorro presumen ser los más jóvenes del
territorio.
El Sistema de Salud en Cuba y los Adultos Mayores.
El tema que abordamos se halla vinculado
directamente con el alto índice de la esperanza de vida que poseemos los
cubanos, como resultado del esfuerzo del Sistema de Salud
Pública que ofrece el Estado y que pese a nuestra condición de país en vías
de desarrollo, nos encontramos en circunstancias muy similares al de naciones
desarrolladas.
Indiscutiblemente, dentro de este sistema es necesario
la mención a la modalidad de atención primaria denominada: Médico de la
familia. Quienes con conocimientos básicos de epidemiología
general, higiene, prevención y promoción de salud, etcétera, son determinantes para el estado de salud de
la población y especialmente para la familia.
No obstante, el indicador positivo, alerta sobre la necesidad de preparase culturalmente para sus
implicaciones. Pues si importante es vivir el mayor número de años
posible, también lo es, hacerlo con la mejor calidad de vida posible.
En este aspecto y a escala
nacional, incide positivamente el Centro
de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (CITED) que
desde 1992 se crece como una
institución docente e investigativa en función de analizar los aspectos del
envejecimiento poblacional y sus requerimientos en múltiples frentes de la vida
social.
En nuestros días, cuenta con un Programa de Atención al Adulto Mayor que
incluye no solo problemas de salud, sino de seguridad social, deporte, cultura,
legislación, en fin acciones dirigidas a la atención comunitaria, institucional
y hospitalaria.
Asimismo, existen en la nación una serie de programas y
servicios específicos para la atención de los adultos mayores, pero
indiscutiblemente la labor debe iniciarse en el seno familiar y
a
partir de la asunción de nuevos roles para quienes convivimos o no, con personas
de la tercera edad y donde acciones como la modificación del comportamiento en
el hogar y los hábitos alimenticios son incontrovertibles.
Una historia particular.
La Felicidad es el nombre de la casa de los abuelos de Santamaría
del Rosario en el Cotorro.
Allí, 17 abuelos
entre conversaciones, rizas, actividades deportivas, culturales, recreativas y
acciones de ergoterapia
se rehabilitan para posteriormente ser reincorporados a la sociedad.
Los motivos de
su ingreso al centro, disímiles. Pero ciertamente, la convivencia en el lugar
se convierte en una de las razones esenciales para la existencia de estos
adultos mayores que en sus palabras, se sienten como en sus casas y sobre todo en
familia.
El señor Armando
Benítez, con 7 años asociado a la acogedora vivienda, refiere que tanto la
alimentación como la asistencia médica que reciben son los factores esenciales
en la recuperación de todos y cada uno de sus compañeros, además del excelente
trato de la joven administración.
Hilda Armenteros
-una de las abuelas recientemente incorporadas- manifiesta su fascinación por la
calurosa acogida, además del alivio psicológico y espiritual que percibe.
Otros pacientes
como Noemí Pérez y Remberto Targarona disfrutan también, de un tierno amor que
ya goza los frutos de cinco años de feliz unión.
Sin dudas esta
casa -una de las cuatro existente en el territorio-constituye una de las
grandes bondades de nuestra revolución para rehabilitar de manera integral al
adulto mayor. Personas que después de tanto bregar, tienen todo el derecho a la
Felicidad.
[1] Dra. Collazo Milagros I.,
Dra C. Rodríguez Aida L., Lic. Calero Jorge L. “El envejecimiento poblacional en Cuba, desde la mirada de los directivos
del sector salud.”
[2] Alonso Patricia, Sansó Félix
J., Díaz-Canel Ana María, Carrasco Mayra y Oliva Tania. “Envejecimiento poblacional y fragilidad en el adulto mayor”.
[3] Marín Clara, “Envejecimiento de la Población y sus repercusiones sobre el sector de la
Salud en Cuba”, CELADE, Santiago de Chile, 1995.
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