lunes, 27 de enero de 2014

“El Martí de Nuestra América.”

Cada enero y en especial los 28, Nuestra América rememora a un hombre ilustre de marcada educación y cultura inagotable. Una vida dedicada al sacrificio, a favor de las causas justas, con los pobres y humildes de la tierra. Una existencia, marcada por su formidable capacidad intelectual, amplio sentido ético y originalidad literaria enraizada, en su inigualable manera de hacer periodismo.
Varón de todos los tiempos, cuyas reflexiones constituyen parte indispensable de la realidad construida y que aspiramos perfeccionar. De pensamiento, revolucionario y latinoamericanista, solamente comprensible al estudiar las premisas y circunstancias fundamentales que sirvieron de base para su formación.
Precisamente, el extraordinario grado de conciencia acerca del sentido latinoamericanista de su vida y obra, quedó manifiesto en la carta dirigida al director del periódico “El Progreso”[1] en la cual expresó:
(…) “Vivir humilde, trabajar mucho, engrandecer a América, estudiar sus fuerzas y revelárselas, pagar a los pueblos el bien que me hacen: Este es mi oficio. Nada me abatirá, nadie me lo impedirá (…)
Asimismo, al concebir el concepto de Patria, contaba con todos los hombres de buena voluntad y donde ser latinoamericano se trataba en primer lugar, de realizar un esfuerzo integrador, justo y mutuamente ventajoso para todos los pueblos de “Nuestra América”.
Percepción que fue más allá del marco económico y que propuso la integración continental para el fortalecimiento de las economías como parte de un desarrollo sostenible, y que fungiera también, como bloque político para contrarrestar las aspiraciones geopolíticas, imperialistas y globalizadoras que caracterizaban la época.
De igual forma, al proclamar “Patria es humanidad” nos condujo al fundamento de la solidaridad entre los pueblos e integró en un solo haz a todas las naciones de latinoamerica. De manera que a largo de toda su obra, encontramos la ferviente necesidad de la unidad regional, herencia recogida de Simón Bolívar entre otros próceres.
La inacabable obra del maestro, su pensamiento universal y revolucionario pueden descubrirse más allá de los libros, pero sobre todo más allá de Cuba.
Las doctrinas y paradigma del Apóstol tienen un alcance mundial. Se constituyen símbolos de leyenda, entrega y dignidad que hoy tienen más vigencia que nunca al verse concretados en la integración que se va gestando. La existencia de instancias, pactos comerciales, foros alternativos, plataformas de integración, y una organización regional como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que estos días celebra su II en nuestra capital, así lo valida.
Unidos en la diversidad, en la hora del recuento y de la marcha unida, por la integración de Nuestra América, 33 naciones rinden homenaje al Héroe Nacional de Cuba en el 161 aniversario de su natalicio.


[1] 27 de noviembre de 1877

No hay comentarios.:

Publicar un comentario