jueves, 23 de enero de 2014

CELAC avanza en el camino de concretar sus necesarias aspiraciones.



La constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el 23 de febrero de 2010, marcó por siempre la existencia de sus respectivos pueblos. 

Su surgimiento[1] y posteriormente -el 3 de diciembre de 2011- puesta en marcha[2], dotó a la región de un foro ávido de establecer acciones para profundizar la integración política, económica, social y cultural de América Latina y el Caribe, sedimentado en el respeto a la democracia y los derechos humanos.

Hoy, a escasos días de celebrar en La Habana la II Cumbre de Jefes de Estado o Gobierno (28 y 29 de enero) figuras como Carlos Chacho Álvarez, Secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), insisten en la importancia estratégica y decisiva de este encuentro para la región. 

La cita, sin lugar a dudas, se sostiene como esencial para la solidificación del tan anhelado sueño integracionista, en medio de un mundo cada vez más multipolar, bajo los efectos de la crisis económica y financiera global del capitalismo que afecta a todos los sectores y países, con especial fuerza sobre el empleo, la alimentación, la energía, el medio ambiente, la salud, la educación y la seguridad social.

Por ende, se hace más evidente que nuestras naciones consoliden una alianza que reconozca la necesidad del respeto a la diversidad de opiniones y dé respaldo, tal cual afirma el Doctor Sergio Guerra Vilaboy, historiador, investigador y Profesor Titular en entrevista al periódico Granma.

Y aunque la edificación de América Latina y el Caribe como una comunidad es una tarea de enorme envergadura histórico-política, la integración regional es ya -a mi criterio- una realidad, y la existencia de CARICOM, MERCOSUR, UNASUR, ALBA y la propia CELAC, lo valida.

Claro está, los desafíos latentes en el presente y los del futuro aún son considerables. No obstante, las ansias de unidad predominante entre los gobiernos de izquierda latinoamericanistas y los progresistas aterrizados en el momento que vivimos, el sendero marcado por Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana así como el apoyo popular que de seguro continuará en aumento, son solo algunos de los argumentos de que la concreción exacta de este sueño es posible.


[1] En ocasión de la celebración de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe en Rivera MayaMéxico
[2] Durante la Cumbre de Caracas, en el marco de la III Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) y la XXII Cumbre del Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política – Grupo de Río – culminando el proceso de convergencia entre ambas entidades.

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