Nada es más importante para una mujer que traer al mundo
una vida nueva. Pero en los últimos años pese a la tendencia al envejecimiento
que ha caracterizado a nuestra población, investigaciones evidencian cierto
proceso de rejuvenecimiento dentro de la fecundidad cubana y con significativos
niveles de natalidad en adolescentes.
A pesar de Cuba poseer una de
las tasas de embarazo adolescente más bajas de América Latina, según la Oficina en Cuba de UNFPA
la fecundidad sigue siendo temprana. Aproximadamente, el 58 por ciento de los
nacimientos ocurren en mujeres entre los 20 y 29 años de edad, explica el anuario
estadístico de 2012. En tanto, la fecundidad adolescente representa el 16
por ciento del total, con una edad media de 15 a 17 años a fines de 2011.
Sobre
cuáles pudieran ser son los motivos de este comportamiento la doctora Mayra De
Armas Pérez, directora municipal del Programa Materno Infantil (PAMI)
en el Cotorro explica:
-El
embarazo en la adolescencia ha aumentado en edades tempranas de la vida, ello
atendiendo a dos razones fundamentales, la aceleración de la menarquia (primer
periodo menstrual de la mujer) así como la disminución de la edad ginecológica
(tiempo entre la primera menstruación y el embarazo) de la que se ha
demostrado científicamente que si esta, es menor o igual a 2 años, tanto el
feto como la madre están en proceso de crecimiento y por ende pueden sufrir más
riesgos durante la gestación.
La gestación a cualquier
edad es un evento biológico, psicológico y social de suma importancia. A menudo
para las adolescentes en dicho estado, este hecho viene acompañado de
situaciones adversas que pueden atentar contra la salud de ella e incluso la de
su hijo. Situación que puede agravarse si, además de la corta edad, la madre no
está dentro de la protección del matrimonio, por lo que se coloca en una
situación de rechazo social.
El reto, que el embarazo y
la maternidad pueden representar para el desarrollo personal de cualquier mujer,
se suma al de la adolescencia, porque esta es, en sí, una etapa de desarrollo
que implica grandes cambios físicos, conflictos psicológicos, sociales, y de redefinición
personal.
Y es que la adolescencia, es
una etapa determinante de la vida, que transcurre desde la pubertad hasta los
19 años y cuando se está atravesando por ella es inevitable que se cree cierto
desconcierto entre púberes y adultos cercanos. En algunos casos encierra
temores, en otros preocupación y en los menos, tendencia a la liberación de la
vigilancia de los padres. Asimismo, este es un periodo de tránsito que
corresponde a patrones refractarios de la consolidación del carácter y la
personalidad.
Sin dudas, diversas pueden
ser las causas del inicio precoz de la actividad sexual, así como el embarazo
adolescente, y ellas pueden variar de acuerdo a las condiciones sociales. No
obstante, la maduración más temprana, el cambio de los valores sexuales, la
falta de información, el poco temor a los riesgos, y la inaccesibilidad a los
servicios de planificación familiar, parecen ser los problemas más frecuentes
en la mayoría de los adolescentes que manifiestan conductas sexuales inadecuadas
y que más tarde, tienen que afrontar los riesgos y efectos que estas traen
consigo.
- Si
no hay protección en las relaciones sexuales como consecuencias aparecen las infecciones
de transmisión sexual. Ejemplo: Sífilis, Gonorrea, Trichomonas,
Clamidia entre otras. Todas, enfermedades peligrosas que a largo plazo pueden provocar
esterilidad
o infertilidad en la etapa en la que verdaderamente se desee llevar
a cabo un embarazo satisfactorio, sin mencionar las consecuencias propias del
embarazo en la pubertad, tanto biológicas[1],
psicológicas[2]
como socioeconómicas[3].
El
embarazo irrumpe en la vida de las adolescentes en momentos en que todavía no alcanzan
la madurez física
y mental, a veces, en circunstancias adversas como son las carencias
nutricionales u otras enfermedades
y en un medio familiar generalmente poco receptivo para aceptarlo y protegerlo.
Hacer
que se tome conciencia, informar y educar a adolescentes y padres, recibir
orientación psicológica, intercambiar experiencias y fundamentalmente propiciar
el acercamiento y la confianza entre adolescentes y padres, son a mi criterio,
las mejores alternativas para evitar las consecuencias negativas de esta gestación.
El embarazo en edades
cada vez más tempranas se ha convertido en un problema social y de salud
pública de alcance mundial. Teniendo en cuenta las complicaciones biopsicosociales
que comprende, el Ministerio de Salud Pública Cubano, desarrolla toda una
política de educación sexual y sanitaria, encaminada a la reducción de las tasas
de embarazo en este grupo etario, garantizando así un mejor pronóstico de vida
tanto para la madre como para su descendencia.
Y aunque aportar al
crecimiento poblacional, es el llamado que predomina a nuestras mujeres en edad
fértil, las adolescentes han de comprender que dar vida a un ser, es un
acontecimiento que marca el inicio de serias responsabilidades, pero más que
eso, es todo un acto de infinito amor, y para lograrlo, nada mejor que esperar el
momento oportuno.
[1] Riesgos
biológicos: Complicaciones obstétricas como toxemias del embarazo (cuadro
clínico similar a una intoxicación), anemias, parto prematuro, prolongado o
difícil, distocias mecánicas o dinámicas (parto con dificultad),
desproporciones cefalopélvicas y en el peor de los casos mortalidad infantil
por prematuridad, bajo peso al nacer el bebé o la bebé o enfermedades
congénitas. Abortos provocados y sus complicaciones: entre ellas las
perforaciones uterinas, hemorragias o infecciones. Los problemas de salud
también pueden infectar al bebé, e incidir en el bajo peso al nacer, etcétera.
[2] Riesgos psicológicos: La incidencia de los trastornos psiquiátricos y psicológicos en
la adolescencia es altamente significativa. Se manifiestan generalmente como
trastornos emocionales, que se expresan en síntomas de inquietud, tristeza,
pesimismo y sentimiento de intranquilidad o irritabilidad. Esta sintomatología
se asocia a la inmadurez juvenil, a relaciones inestables, a la carencia de una
adecuada comunicación familiar, que entonces no le brinda suficiente apoyo en
esta situación, y a los temores sobre cualquier tipo de responsabilidad que
esta representa. Los trastornos más graves y frecuentes son los siguientes: Negativa del embarazo: es un mecanismo
mental de escape en caso de una realidad que se percibe adversa o desagradable.
Las futuras madres que niegan su embarazo pueden llegar al término de este
habiendo desatendido todos los cuidados prenatales. Enfermedades depresivas: se quejan de infelicidad y desesperación;
estas son reacciones propias de un fuerte sentimiento de frustración y pérdida.
Muestran una reducción general de su capacidad para las actividades normales. Sufren
preocupaciones innecesarias y, aunque no constituye un problema frecuente en el
embarazo, la depresión lleva consigo cierta inclinación al suicidio.
[3] Riesgos
Socioeconómicos: Los padres adolescentes no se encuentran lo suficientemente
preparados para proveer fuentes emocionales, económicas y educacionales, así
como un ambiente social adecuado para su desarrollo óptimo.
Los efectos sociales por el
hecho de tener un hijo durante la adolescencia son negativos para la madre,
puesto que el embarazo y la crianza del niño, con independencia del estado
marital, interrumpen oportunidades educacionales que se reflejarán posteriormente
en el momento de obtener trabajo, y, si es soltera, sus perspectivas para un
matrimonio futuro son mucho menores.
El nacimiento fuera de la
protección del matrimonio, el rechazo social y las desventajas legales agravan
la situación económica del hijo y de su madre. En muchos grupos sociales el
matrimonio es visto como una consecuencia necesaria del embarazo premarital. En
estos casos, el matrimonio ayuda a evitar el rechazo social, aunque no elimina
los riesgos médicos ni reduce otras consecuencias del matrimonio temprano, como
pueden ser la deserción escolar y todas las que esta decisión puede implicar
para la vida futura de los adolescentes y de los hijos que han nacido de ellos
precozmente.
Los riesgos sociales y
psicológicos del embarazo en la adolescencia, a pesar de sus efectos negativos
para el desarrollo personal y social, nunca serán mayores que los biológicos,
descritos anteriormente. Cualquier consecuencia socioeconómica puede ser menos
nociva para la adolescente que el paso desesperado hacia el aborto.
Álvarez Lajonchere, Celestino. “Educación
para la salud. El embarazo en la adolescencia.” La Habana, 1982.
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