martes, 14 de enero de 2014

Un acto de infinito amor que bien merece esperar el momento oportuno…



Nada es más importante para una mujer que traer al mundo una vida nueva. Pero en los últimos años pese a la tendencia al envejecimiento que ha caracterizado a nuestra población, investigaciones evidencian cierto proceso de rejuvenecimiento dentro de la fecundidad cubana y con significativos niveles de natalidad en adolescentes.

A pesar de Cuba poseer una de las tasas de embarazo adolescente más bajas de América Latina, según la Oficina en Cuba de UNFPA la fecundidad sigue siendo temprana. Aproximadamente, el 58 por ciento de los nacimientos ocurren en mujeres entre los 20 y 29 años de edad, explica el anuario estadístico de 2012. En tanto, la fecundidad adolescente representa el 16 por ciento del total, con una edad media de 15 a 17 años a fines de 2011.
                                                                         
Sobre cuáles pudieran ser son los motivos de este comportamiento la doctora Mayra De Armas Pérez, directora municipal del Programa Materno Infantil (PAMI) en el Cotorro explica:
-El embarazo en la adolescencia ha aumentado en edades tempranas de la vida, ello atendiendo a dos razones fundamentales, la aceleración de la menarquia (primer periodo menstrual de la mujer) así como la disminución de la edad ginecológica (tiempo entre la primera menstruación y el embarazo) de la que se ha demostrado científicamente que si esta, es menor o igual a 2 años, tanto el feto como la madre están en proceso de crecimiento y por ende pueden sufrir más riesgos durante la gestación.

La gestación a cualquier edad es un evento biológico, psicológico y social de suma importancia. A menudo para las adolescentes en dicho estado, este hecho viene acompañado de situaciones adversas que pueden atentar contra la salud de ella e incluso la de su hijo. Situación que puede agravarse si, además de la corta edad, la madre no está dentro de la protección del matrimonio, por lo que se coloca en una situación de rechazo social.

El reto, que el embarazo y la maternidad pueden representar para el desarrollo personal de cualquier mujer, se suma al de la adolescencia, porque esta es, en sí, una etapa de desarrollo que implica grandes cambios físicos, conflictos psicológicos, sociales, y de redefinición personal.

Y es que la adolescencia, es una etapa determinante de la vida, que transcurre desde la pubertad hasta los 19 años y cuando se está atravesando por ella es inevitable que se cree cierto desconcierto entre púberes y adultos cercanos. En algunos casos encierra temores, en otros preocupación y en los menos, tendencia a la liberación de la vigilancia de los padres. Asimismo, este es un periodo de tránsito que corresponde a patrones refractarios de la consolidación del carácter y la personalidad.

Sin dudas, diversas pueden ser las causas del inicio precoz de la actividad sexual, así como el embarazo adolescente, y ellas pueden variar de acuerdo a las condiciones sociales. No obstante, la maduración más temprana, el cambio de los valores sexuales, la falta de información, el poco temor a los riesgos, y la inaccesibilidad a los servicios de planificación familiar, parecen ser los problemas más frecuentes en la mayoría de los adolescentes que manifiestan conductas sexuales inadecuadas y que más tarde, tienen que afrontar los riesgos y efectos que estas traen consigo. 

La doctora De Armas argumenta al respecto:
- Si no hay protección en las relaciones sexuales como consecuencias aparecen las infecciones de transmisión sexual. Ejemplo: Sífilis, Gonorrea, Trichomonas, Clamidia entre otras. Todas, enfermedades peligrosas que a largo plazo pueden provocar esterilidad o infertilidad en la etapa en la que verdaderamente se desee llevar a cabo un embarazo satisfactorio, sin mencionar las consecuencias propias del embarazo en la pubertad, tanto biológicas[1], psicológicas[2] como socioeconómicas[3].

El embarazo irrumpe en la vida de las adolescentes en momentos en que todavía no alcanzan la madurez física y mental, a veces, en circunstancias adversas como son las carencias nutricionales u otras enfermedades y en un medio familiar generalmente poco receptivo para aceptarlo y protegerlo.

Hacer que se tome conciencia, informar y educar a adolescentes y padres, recibir orientación psicológica, intercambiar experiencias y fundamentalmente propiciar el acercamiento y la confianza entre adolescentes y padres, son a mi criterio, las mejores alternativas para evitar las consecuencias negativas de esta gestación.

El embarazo en edades cada vez más tempranas se ha convertido en un problema social y de salud pública de alcance mundial. Teniendo en cuenta las complicaciones biopsicosociales que comprende, el Ministerio de Salud Pública Cubano, desarrolla toda una política de educación sexual y sanitaria, encaminada a la reducción de las tasas de embarazo en este grupo etario, garantizando así un mejor pronóstico de vida tanto para la madre como para su descendencia.

Y aunque aportar al crecimiento poblacional, es el llamado que predomina a nuestras mujeres en edad fértil, las adolescentes han de comprender que dar vida a un ser, es un acontecimiento que marca el inicio de serias responsabilidades, pero más que eso, es todo un acto de infinito amor, y para lograrlo, nada mejor que esperar el momento oportuno.


[1] Riesgos biológicos: Complicaciones obstétricas como toxemias del embarazo (cuadro clínico similar a una intoxicación), anemias, parto prematuro, prolongado o difícil, distocias mecánicas o dinámicas (parto con dificultad), desproporciones cefalopélvicas y en el peor de los casos mortalidad infantil por prematuridad, bajo peso al nacer el bebé o la bebé o enfermedades congénitas. Abortos provocados y sus complicaciones: entre ellas las perforaciones uterinas, hemorragias o infecciones. Los problemas de salud también pueden infectar al bebé, e incidir en el bajo peso al nacer, etcétera.
[2] Riesgos psicológicos: La incidencia de los trastornos psiquiátricos y psicológicos en la adolescencia es altamente significativa. Se manifiestan generalmente como trastornos emocionales, que se expresan en síntomas de inquietud, tristeza, pesimismo y sentimiento de intranquilidad o irritabilidad. Esta sintomatología se asocia a la inmadurez juvenil, a relaciones inestables, a la carencia de una adecuada comunicación familiar, que entonces no le brinda suficiente apoyo en esta situación, y a los temores sobre cualquier tipo de responsabilidad que esta representa. Los trastornos más graves y frecuentes son los siguientes: Negativa del embarazo: es un mecanismo mental de escape en caso de una realidad que se percibe adversa o desagradable. Las futuras madres que niegan su embarazo pueden llegar al término de este habiendo desatendido todos los cuidados prenatales. Enfermedades depresivas: se quejan de infelicidad y desesperación; estas son reacciones propias de un fuerte sentimiento de frustración y pérdida. Muestran una reducción general de su capacidad para las actividades normales. Sufren preocupaciones innecesarias y, aunque no constituye un problema frecuente en el embarazo, la depresión lleva consigo cierta inclinación al sui­cidio.
[3] Riesgos Socioeconómicos: Los padres adolescentes no se encuentran lo suficientemente preparados para proveer fuentes emocionales, económicas y educacionales, así como un ambiente social adecuado para su desarrollo óptimo.
Los efectos sociales por el hecho de tener un hijo durante la adolescencia son negativos para la madre, puesto que el embarazo y la crianza del niño, con independencia del estado marital, interrumpen oportunidades educacionales que se reflejarán posteriormente en el momento de obtener trabajo, y, si es soltera, sus perspectivas para un matrimonio futuro son mucho menores.
El nacimiento fuera de la protección del matrimonio, el rechazo social y las desventajas legales agravan la situación económica del hijo y de su madre. En muchos grupos sociales el matrimonio es visto como una consecuencia necesaria del embarazo premarital. En estos casos, el matrimonio ayuda a evitar el rechazo social, aunque no elimina los riesgos médicos ni reduce otras consecuencias del matrimonio temprano, como pueden ser la deserción escolar y todas las que esta decisión puede implicar para la vida futura de los adolescentes y de los hijos que han nacido de ellos precozmente.
Los riesgos sociales y psicológicos del embarazo en la adolescencia, a pesar de sus efectos negativos para el desarrollo personal y social, nunca serán mayores que los biológicos, descritos anteriormente. Cualquier consecuencia socioeconómica puede ser menos nociva para la adolescente que el paso desesperado hacia el aborto.
Álvarez Lajonchere, Celestino. “Educación para la salud. El embarazo en la adolescencia.” La Habana, 1982.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario