miércoles, 8 de enero de 2014

Integrantes de la Caravana de la Libertad recuerdan la travesía.


Cada 8 de enero los capitalinos y en especial los cotorrences reviven la histórica experiencia de la entrada triunfal de la Caravana de la Libertad protagonizada por Fidel Castro y los barbudos del Ejército Rebelde.

Y aunque pospuesta por las inclemencias del tiempo, esta acción no deja de ser un acontecimiento que marcó hace 55 años la existencia de los cubanos.
Sobre la trascendencia y el significado de este acontecimiento en la vida de algunos de sus protagonistas versan estos breves testimonios.

Manuel Bustamante Leyva, combatiente del Ejército Rebelde, integrante de la: Columna No 1 José Martí. Natural de Palma Soriano, Santiago de Cuba.
“Para mí, ser parte de la Caravana después de haber participado en tantos combates tiene una significación muy grande. Yo salí en ella, desde el mismo Santiago y tuve la misión de asegurar junto a otros compañeros, los lugares en los que el Comandante en Jefe Fidel Castro y demás caravanistas, detendrían el paso.
“A la cervecería Guido Pérez del Cotorro, recuerdo, llegamos media hora antes que la Caravana, encargándonos de que no existiese ningún inconveniente.
“Reconozco además que en este territorio se nos atendió muy bien y lo mejor de todo fue, el ser recibidos por un mar de pueblo.”


Federico Aparicio Fernández, combatiente del Ejército Rebelde, integrante de la Columna No 1 José Martí,. Natural de Guisa, Granma.
“Me alcé cuando tenía 14 años y participé en varias acciones combativas como miembro de la columna número 1al lado del comandante Fidel Castro. Fue una experiencia inolvidable para mí y de la cual estoy sumamente agradecido.”

Barlahan Guilarte Labañino, combatiente del Ejército Rebelde, integrante de la Columna No 18 Antonio López Fernández. Natural de Guantánamo.
“Verdaderamente para nosotros que éramos guajiros y analfabetos, ser partícipes del recorrido de la Caravana y donde además conocimos mejor nuestro país fue tremendo orgullo y más al lado de nuestro comandante.
“El trayecto fue muy bueno, cordial, y durante el paso por las provincias recibimos incontables muestras de amor, cariño y respeto.
“Al llegar al Cotorro entramos a la Cervecería Guido Pérez y el pueblo inundó el lugar. Fue sin dudas un acontecimiento, que marcó la vida de muchos jóvenes, que como en mi caso, solo teníamos 17 años.”

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